En los últimos años el aumento de la obesidad en los países desarrollados ha tenido una progresión constante, presentándose incluso durante el embarazo.
El nivel de incidencia de la obesidad en el embarazo es alto, aproximadamente entre un 18.5 y 38.3 por ciento de la población. Esto quiere decir que de cada 10 mujeres, 3 de ellas que acuden a consulta pre natal tienen sobrepeso y 2 de cada 10 tienen obesidad.
Por su parte, un 8.3 por ciento presentaba obesidad severa o mórbida, lo que representa riesgos que necesitan ser controlados para mejorar la salud de las pacientes.
La obesidad tiene un importante impacto negativo en la salud reproductiva de la mujer; ya que influye en la concepción, incrementa en la tasa de abortos, en el embarazo, parto y recuperación, con un mayor número de complicaciones materno-fetales, e influye de forma muy negativa, a largo plazo, tanto en la salud materna como en la neonatal por la frecuente asociación con el síndrome metabólico.
La obesidad pre grávido materno incrementa de manera significativa el riesgo de diversas complicaciones
Durante el embarazo
- Trastornos hipertensivos
- Diabetes gestional
- Parto prematuro
- Enfermedades respiratorias
- Complicaciones trombo embolicas
- Riesgo de colonización por el estreptococo
Asociadas al parto
- Se incrementa la posibilidad de dar a luz a bebés con un tamaño muy por encima del promedio
- Parto de mayor duración, laborioso y difícil
- Aumenta significativamente el riesgo de parto instrumental y de cesárea
- Complicaciones durante la anestesia
Complicaciones post parto
- Hemorragia post parto severa
- Infección puerperal y de la herida quirúrgica en caso de cesárea
- Tromboembolia
Desde un punto de vista de los riesgos fetales, la obesidad se asocia con una mayor incidencia de:
- Malformaciones fetales 16, 17 (defectos de cierre del tubo neural, defectos cardíacos, defectos de cierre de la pared abdominal, defectos de extremidades inferiores) a causa de la hiperglucemia y el déficit de folatos observado en estas pacientes.
- Muerte fetal in útero, asociada con obesidad severa 18-21. No está claro si este hecho se debe a la propia obesidad o a las comorbilidades que se asocian frecuentemente.
- Existe un mayor riesgo fetal en el parto de la mujer obesa, por la evolución más lenta del trabajo de parto y por el incremento de inducciones.
- Complicaciones a largo plazo, en la edad adolescente, tales como el síndrome metabólico con algunos de sus constituyentes (obesidad, diabetes).
La cirugía bariátrica debe ser considerada en todas las mujeres con un IMC >40 que deseen quedarse embarazadas y en aquellas con un IMC >35 y factores de riesgo asociados, como hipertensión, tabaquismo, etc, cuando todos los intentos de normalización del peso con dieta y ejercicio han fracasado
Estas mujeres que se han sometido a cirugía bariátrica como tratamiento de la obesidad tienen menos riesgo que las obesas para algunas de las complicaciones descritas durante el embarazo.
De esta forma, tienen menores tasas de diabetes gestacional, preclamsia, macrostomias, pero presentan una mayor tasa de cesáreas, que puede llegar al 62%