La obesidad es una de las enfermedades más comunes en el mundo occidental, la cual predispone al paciente a otros factores de riesgo como la hipertensión arterial.

La relación entre la obesidad y la hipertensión arterial ha cobrado una especial importancia por su magnitud y por las repercusiones que tienen en las personas.

Alrededor de un 42 por ciento de los pacientes que padecen de obesidad presentan nuevos casos de hipertensión, dentro de los cuales 26.7% son hombres y el 36% son mujeres.

En la mayoría de los estudios de población general existe una relación positiva entre peso y presión arterial, aunque es variable en función de la edad, el sexo, la raza y el tipo de obesidad.

El aumento consecuente de la masa cardíaca es un hallazgo frecuente en hipertensos obesos, en quienes predomina la hipertrofia ventricular izquierda excéntrica, que es el reflejo de la sobrecarga de volumen mantenida.

Existe una relación positiva de la ganancia de peso con la incidencia de la hipertensión arterial, la cual es independiente de la edad y aumentan de forma significativa independientemente del Índice de Masa Corporal.

De forma similar, una reducción en el peso reduce los valores de presión arterial, de modo que existe una relación lineal entre ambos parámetros.

Fuente: Medicina Clínica

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