Por la complejidad que implica la cirugía bariátrica y la garantía de una buena evolución del paciente después de realizarse el procedimiento exigen una evaluación detallada de la persona para asegurarse que cumpla ciertos criterios.
La exploración clínica, tanto en el seguimiento previo y post operatorio, debe realizarse por un equipo multidisciplinario que trabaje de manera coordinada y acorde a los protocolos establecidos, para garantizar la adecuada selección de pacientes, su preparación orgánica y psicológica, la elección de la técnica quirúrgica más conveniente y el seguimiento individual de los pacientes.

El proceso de evaluación psicológica comienza cuando el profesional de la salud mental recibe una derivación del servicio de endocrinología.

Existen diversos criterios de inclusión para el procedimiento, como la edad, el Índice de Masa Corporal o la ausencia de comorbilidades somáticas que contraindiquen la cirugía son contemplados.

Edad: Se sitúa entre los 12 y los 75 años, sin embargo dependiendo de las distintas asociaciones científicas establecen cierta variabilidad en el límite superior de edad.

Índice de Masa Corporal: La Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica reconoce dos criterios básicos para el tratamiento quirúrgico de la obesidad. Por una parte, cuando el peso excede en 45 kg del valor medio deseado o el 100 por ciento del peso ideal del valor que corresponda en la tabla de peso y altura de la población.

El otro criterio indica que aún sin alcanzar un peso extremo, padecer alguna patología grave directamente relacionada con la obesidad y solamente en los casos en los que se espera una mejora clínica con la pérdida de peso.

El Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos considera que las personas con un IMC de 30 kg/m2 o más son candidatos a esta cirugía para mejorar calidad de vida y evitar complicaciones y muerte prematura.

Valoración somática: Para que un paciente sea candidato para la cirugía bariátrica se debe descartar la presencia de trastornos endocrinos que sean la causa de la obesidad mórbida.

La obesidad puede aparecer como parte de las manifestaciones clínicas de una determinada patología como el síndrome de Cushing, hipotiroidismo, síndrome de Prader-Willi, síndrome de Älstrom, síndrome de Carpenter, alteraciones hipotalámicas, entre otras.

También es un criterios de exclusión la cirugía bariátrica en pacientes cuya obesidad mórbida sea consecuencia o efecto secundario de un tratamiento médico (corticoides, insulina, antidepresivos tricíclicos, anticonceptivos orales, antihistamínicos, etc.)
Años de evolución de la obesidad mórbida: El paciente debe presentar una obesidad mórbida de más de 5 años de evolución.

Fracaso en tratamientos convencionales anteriores: Contar con un historial de fracasos continuados en los intentos previos de pérdida de peso mediante tratamiento convencional como dieta, ejercicio y fármacos, se considera como un criterio de inclusión.

Los tratamientos conservadores tienen que haberse realizado debidamente supervisados. Adicionalmente tienen que haberse realizado debidamente supervisados, y el fracaso dietético y médico en el control de peso, debe haber estado presente durante más de 5 años.

Funcionamiento psicológico: Desde el punto de vista psicopatológico, los criterios de exclusión para la cirugía bariátrica son principalmente el alcoholismo y la farmacodependencia, el retraso mental y alteraciones psiquiátricas mayores como la esquizofrenia y la psicosis.

Con respecto a los trastornos de la personalidad hay más discrepancia. Mientras que algunos profesionales establecen que los  trastornos  graves de personalidad  son una contraindicación absoluta otros  señalan que la personalidad patológica  (esquizotípico,  límite y  paranoide) es sólo un criterio relativo a tener en cuenta.

En relación a los trastornos de la conducta alimenticia, uno de los principales criterios de exclusión son aquellas personas que presentan bulimia nerviosa. Otros trastornos que impedirían que un paciente sea elegible para el procedimiento son la hiperfagia, los vómitos psicógenos y el trastorno por atracón.

Comprensión y expectativas sobre la intervención: El paciente debe comprender los mecanismos por los que se pierde peso, entender que no siempre se alcanzan buenos resultados y que el objetivo de la cirugía no es alcanzar el peso ideal. En cualquier caso se requiere el consentimiento informado del paciente tras haber recibido toda la información necesaria, de manera oral y escrita.

Motivación y compromiso: El potencial de adherirse al tratamiento y el seguimiento que implica la cirugía bariátrica. El paciente debe estar predispuesto y receptivo para apegarse a la estrategia propuesta y comprometerse a un estricto seguimiento tras la cirugía.

Apoyo familiar: La familia es el contexto social donde las personas aprenden el modo de alimentarse. Es importante valorar la dinámica familiar, las actitudes y conductas relacionadas con el peso y con la imagen corporal, así como los hábitos alimenticios.

Fuente: SEEDO

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