La obesidad es la enfermedad nutricional más frecuente en los niños y adolescentes en los países industrializados, y esto se debe a diversos factores.

Valorar la obesidad en un infante o adolecente es más complicado que en los adultos, esto se debe a los continuos cambios que se producen en la composición corporal natural relacionada con el crecimiento.

Existen tres períodos críticos para el desarrollo de la obesidad:
•    El tercer trimestre de la gestación y primer año de vida.
•    Entre los 5 y 7 años de edad.
•    El periodo de la adolescencia.

En estos momentos se deben insistir a las familias de riesgo en las medidas preventivas a seguir para no presentar esta patología.

La obesidad infantil está asociada a una serie de enfermedades que complican y agravan la evolución del proceso: dislipidemia, diabetes tipo 2, hiper androgenismo y alteraciones ortopédicas, entre otras. Los efectos a largo plazo de la obesidad del niño o adolescente sobre la morbilidad o mortalidad en el adulto no son conocidos por completo.

La obesidad nutricional es un desorden que se debe a una multitud de factores genéticos y ambientales. Se puede afirmar que la obesidad es el resultado de un desequilibrio entre la ingesta de energía y el gasto energético, teniendo como resultado una progresiva acumulación de la energía no utilizada en forma de triglicéridos en los adipocitos.

Factores ambientales

Los hábitos nutricionales y el estilo de vida contribuyen sin lugar a dudas al desarrollo de la obesidad. La ingesta de nutrientes con un alto contenido en grasa y poco volumen, como los dulces, bollería, productos precocinados, entre otros. Estos llegan a crear un hiper insulismo crónico con el consiguiente aumento del apetito, creando una sobre ingesta y almacenamiento en el tejido adiposo.De la misma forma, el sedentarismo conlleva una disminución del gasto energético favoreciendo a desarrollar obesidad.

Por su parte, la inestabilidad emocional es otro factor asociado con la obesidad ya que involucra una falta de autoestima lo que provoca un aislamiento, sedentarismo e incremento en la ingesta de comida.

Todos estos factores, junto con el ambiente de la ciudad, el horario, número de horas frente a la televisión o sentado en la oficina, la pubertad, entre otros, se combinan para perpetuar el desarrollo de la obesidad.

Factores genéticos

En la actualidad está comprobado que la herencia genética de la obesidad. Las investigaciones realizadas por Stunkard (1987) y Bouchard (1992) con gemelos homocigotos criados en diferentes ambientes, lo que sugiere una similitud observable entre gemelos y la variación en la ganancia de peso y la distribución de la grasa reciben una marcada influencia de los factores genéticos.

Según  la  distribución  de  la  grasa, se  reconocen  fenotipos de obesidad:

Obesidad generalizada: La distribución de la grasa no se localiza en ninguna zona corporal en especial. Es el fenotipo predominante en los preadolescentes.

Obesidad androide, tipo  manzana  o  central: con  distribución  de  grasa preferentemente en la mitad proximal del tronco.  El cociente entre perímetros de cintura y de cadera es superior a 1 en varones (0,9 en mujeres). Es la que se relaciona con mayor frecuencia a complicaciones cardiovasculares y metabólicas.

Obesidad ginoide, tipo  pera  o  periférica: con  distribución  de  grasa preferentemente pelviana. El cociente entre perímetros de cintura y de cadera es inferior a 0,80 en varones (0,75 en mujeres). Es la que se relaciona con mayor frecuencia con patología vascular periférica (varices) y litiasis biliar. Es más frecuente en mujeres y responde peor que el tipo anterior a las medidas terapéuticas.

Obesidad visceral o intra abdominal: con  distribución  de  grasa preferentemente en la zona del abdomen y rodea los órganos internos que allí se encuentran. Su situación hace que el estómago sea prominente, y es más común por razones genéticas en hombres que en mujeres.

En los casos de sobrepeso y obesidad leve, el objetivo no es tanto la pérdida de peso como su estabilización. No suelen ser necesarias grandes restricciones calóricas, aunque sí que hay que reorganizar el patrón de alimentación cuando se encuentre desequilibrado.

En la obesidad severa, una restricción calórica moderada no parece comportar ningún riesgo para el crecimiento siempre que la pérdida de peso sea lenta. Los objetivos a conseguir son dos: reducción del peso dentro del 20% para el peso ideal y evitar la pérdida de masa magra. Se debe asegurar un aporte adecuado en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales.

La cirugía bariátrica se ha comprobado como una solución efectiva para la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella. Para que un paciente sea elegible para el procedimiento se tienen que someter a un proceso de selección:

  • El paciente deberá aceptar controles y seguimientos después de la operación mínimo un año y medio.
  • El 50% del éxito es el procedimiento, el otro 50 % le corresponde a la persona seguir indicaciones.
  • Individuos que tengan 30 kg o más de sobrepeso que hayan intentado dietas y no hayan logrado su objetivo.
  • Índice de masa corporal 30 kg/m2 o más son candidatos a esta cirugía para mejorar calidad de vida y evitar complicaciones y muerte prematura.
  • La diabetes e hipertensión se corrigen enormemente con el procedimiento.
  • Está contraindicado en pacientes Psiquiátricos y toxicómanos
  • Edad entre 12 y 75 años. En el mismo procedimiento se pueden realizar Colecistectomía, Hernioplastia y Salpingoclasia.
  • En la paciente operada puede haber embarazo sin ningún problema después del año de la cirugía.

Fuente: SEEP

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