Muchas personas con sobrepeso y/u obesidad frecuentemente  se  enfrentan  a  la  estigmatización,  al prejuicio y a la discriminación por el tamaño y la forma de su cuerpo, con implicaciones perturbadoras y potencialmente dañinas para su salud y su bienestar físico y emocional.

Los  estigmas se refieren a actitudes  y  creencias  negativas  sobre  el peso corporal traducidos estereotipos,  prejuicio  y  trato  injusto hacia los individuos debido a su exceso de peso o su obesidad. Existen múltiples formas de estigma del peso; los cuales se expresan mediante comentarios inapropiados o críticos, pero estos también pueden manifestarse mediante la exclusión social e incluso la agresión física.

Desgraciadamente, las personas con sobrepeso u obesas pueden esperar encontrarse con el estigma del peso en muchas facetas  de  su  vida  diaria. Esto sucede frecuentemente en el lugar de trabajo, en  donde  los  empleados  obesos  suelen enfrentarse  al  prejuicio  y  la  discriminación, prácticas no ecuánimes en la contratación,  salarios  por  debajo  de  lo normal, menos oportunidades de promoción y suspensión indebida del empleo.

Muchos jóvenes con obesidad se enfrentan a la estigmatización por su peso en la escuela. Estudios recientes muestran que el estigma del peso tiene lugar incluso en las relaciones personales más estrechas, en las que las personas con obesidad son vulnerables al tratamiento injusto por parte de amigos y familiares.

Las investigaciones  han  demostrado  que  las  personas con obesidad tienen más probabilidades de ser culpadas y estereotipadas negativamente  cuando  se  percibe  que  son factores internos los que causan la afección; son juzgadas más favorablemente cuando su obesidad se puede atribuir a un fenómeno fisiológico que queda más allá de su control personal (por ejemplo, una afección tiroidea).

No resulta sorprendente que el estigma del peso tenga un impacto considerable sobre el bienestar emocional y psicológico de la persona: aumento del riesgo de depresión, baja autoestima, ansiedad, mala imagen del propio cuerpo y pensamientos y comportamientos suicidas.

Esto resulta especialmente preocupante en el caso de los niños, que son muy vulnerables ante estos  resultados  psicológicos  negativos.

Perder peso y mantenerlo a largo plazo representa  un  importante  desafío  para cualquiera. Reconocer los pequeños pasos positivos en el cambio conductual es una motivación clave; reforzar la confianza puede resultar un proceso prolongado.

Fuente: idf.org

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